Luis Fernando Rivera, quien en las primeras etapas del proyecto de Escuelas de Música Tradicional del Ministerio de Cultura trabajó como asesor del eje regional MÚSICAS ANDINAS CENTRO-SUR, propuso en su documento de descripción básica de las músicas tradicionales en este eje los siguientes municipios y/o corregimientos de los departamentos de Tolima y Huila como ejes de las prácticas de músicas tradicionales:
En el departamento del Tolima:
Ibagué, Prado, Purificación, Natagaima, Coyaima, Ortega, Honda, Espinal, Ambalema y Mariquita; asociando en estas regiones practicas de géneros (ritmos) como: rajaleña, caña, fandanguillo, guabina, bunde, danza, pasillo y bambuco fiestero, entre otros.
En el departamento del Huila:
Neiva, Peñablanca, Fortalecillas, Aipe, Guasirco, Villavieja, Garzón, Palermo; asociando en estas regiones prácticas de género (ritmos) como sanjuanero, rajaleña, bambuco fiestero, guabina y pasillo, entre otros.
El eje Andino Centro Sur está definido por la región denominada Tolima Grande que abarca los departamentos de Huila y Tolima, su principal eje de influencia es la vertiente del río Magdalena. Históricamente esta región estuvo poblada por indígenas coyaimas, natagaimas, panches, tamas y pijaos, pueblos que resistieron fuertemente a los conquistadores españoles.
Aunque no podemos hablar de una identidad cultural sino de varias identidades, es posible reconocer características muy similares en las gentes de estos dos departamentos. El dejo al hablar, la alegría de las gentes, la religiosidad y superstición de sus campesinos que ha dado origen a un sin número de mitos y leyendas, y la celebración de fiestas en honor a los apóstoles San Juan, San Pedro y San Pablo, legado de las costumbres Españolas. Estas fiestas se constituyen en las más importantes para los habitantes de esta región. Muchos de los eventos de la vida de las principales ciudades y de casi todos los pueblos de la región giran en torno a ellas. El mes de junio está dedicado por completo a estas festividades. En Neiva por ejemplo, las fiestas fueron establecidas por ordenanza y en ciudades como Ibagué y el Espinal, atraen a miles de turistas y vuelcan a casi la totalidad de la población a las calles.
El Espinal es el segundo municipio del departamento del Tolima y es reconocido por su tradición artesanal y por la celebración de las fiestas del San Juan. Allí se celebra el “Festival Nacional de la Tambora”.
Ibagué, reconocida como la Ciudad Musical del país, en el pasado reciente presentó un activo movimiento musical de reconocida calidad. Ha sido cuna durante muchos años del Festival Folclórico Ciudad de Ibagué que reúne grupos y músicos tradicionales. En esta ciudad se celebra en la actualidad el Festival Nacional de Música Colombiana y el Concurso Nacional de Duetos “Príncipes de la canción”.
El Huila ha sido un departamento que ha conservado en gran medida sus expresiones tradicionales en el ámbito campesino, aún hoy es frecuente encontrar grupos campesinos rajaleñeros con una conformación de carácter ante todo familiar. De manera similar que en el Tolima las fiestas más importantes son las de San Juan y San Pedro.
En la ciudad de Neiva se realiza cada año el “Festival Nacional del Bambuco” que tiene un sinnúmero de eventos internos como el Reinado del Bambuco, el Encuentro Departamental de Música Campesina “Cantalicio Rojas”, el Encuentro Departamental de Rajaleñas Jose Antonio Cuellar “Rumichaca” y el Encuentro Departamental de Bandas. Durante el Festival Nacional del Bambuco se baila el Sanjuanero una y otra vez sin que ni los participantes ni el público espectador pierdan interés y entusiasmo en el evento cada año.
Es de destacar el homenaje que año tras año se rinde al finado compositor Cantalicio Rojas quien fue el padre de un género poco conocido pero muy importante como es la Caña, interpretado exclusivamente en el Tolima Grande. Otro encuentro que se destaca es el homenaje que se rinde a José Antonio Cuellar “Rumichaca”, compositor y cantador de Rajaleñas.
En cuanto a los formatos instrumentales y vocales de músicas tradicionales presentamos 3 muy representativos de la dinámica regional:
Conjunto de Rajaleña
Estudiantina
Dúo o Trío Vocal-instrumental
Conjunto de Rajaleña
En este formato se articulan instrumentos de cuerda, percusiones y voces dando como resultado tímbricas y texturas muy particulares. Acudimos genéricamente al Conjunto de Rajaleña para denominar las agrupaciones que en el Tolima y el Huila interpretan el género (ritmo) de rajaleña, pero que también asumen la interpretación de otros ritmos como el sanjuanero, la caña y el bambuco fiestero.
El formato tradicional de rajaleña mantiene una estructura estable cuyas variaciones suelen darse en el empleo de las percusiones y el número de voces, sin embargo el formato está compuesto generalmente por:
Requinto (Con el rol melódico)
Tiple (Con un rol de soporte armónico)
Guitarra (Con un rol de soporte armónico)
Voces mixtas (coplas y retahílas)
Percusiones:
Marrana (o puerca), Esterilla, chucho, Ciempiés, tambora y carángano. Flauta traversa sin llaves (ocasionalmente)
Especialmente en el departamento del Tolima el rajaleña se ha debilitado como práctica tradicional, las zonas en donde se conserva vigente la práctica del rajaleña están en el Huila, principalmente en la ciudad de Neiva y los municipios cercanos como Aipe. La escena de la música tradicional campesina en este eje regional ha venido siendo asumida por la llamada Música Parrandera que, podemos afirmar, es la versión regional del Merengue Andino que se reseña en el eje de Músicas de Frontera en esta cartografía y se caracteriza por su carácter fiestero.
El formato de la música parrandera tiene como base los instrumentos de cuerda del Conjunto de Rajaleña (Requinto, tiple, guitarra) aunque algunas agrupaciones mantienen la instrumentación original del merengue vallenato de cuerdas (guitarra requinto - guitarras acompañantes y charrasca).
Estudiantina
Las capitales departamentales en este eje regional (Neiva e Ibagué) hicieron parte activa de la dinámica de las músicas urbanas de la zona andina colombiana en el siglo pasado. Esto significó el desarrollo de formatos como el trío instrumental andino y la estudiantina que, con un carácter académico, lograron interactuar con repertorios y formas musicales regionales campesinas. A partir de la consolidación de expresiones urbanas andinas como estas, se generaron condiciones para promover la creación de academias y programas universitarios en los que se han formado varias generaciones de músicos.
Dueto vocal-instrumental
Aprovechando la favorable disposición de Neiva e Ibagué como polos musicales en este eje regional, se adoptó en estas ciudades una expresión de gran aceptación en todo el complejo andino colombiano: el dueto vocal-instrumental. Agrupaciones emblemáticas como Garzón y Collazos ó Silva y Villalba fueron los duetos de referencia que se replicaron en zonas rurales y urbanas de todo el país. Bambucos, pasillos, valses, sanjuaneros, cañas y bambucos fiesteros se grabaron, vendieron y sonaron por las radios locales y nacionales como un hecho sin precedentes en la música andina colombiana.
La composición básica de este formato es:
Guitarra puntera (ocasionalmente guitarra requinta)
Guitarra acompañante o tiple
Voces (los mismos instrumentistas realizan la interpretación vocal)
Un tratamiento muy común en estos duetos es el obvio paralelismo de las segundas voces.
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